La soledad no significa estar físicamente solo, significa tener carencia de afecto.
La soledad lleva al alcoholismo, a la drogas, al adulterio, al suicidio
“Volar Sobre el Pantano”---Carlos Cuauhtémoc Sánchez
La soledad voluntaria puede ser buena cuando la disfrutas, cuanto tomas unos momentos para disponer tiempo a meditar de tu vida. El mismo Jesús apartaba momentos para estar en soledad y de esta manera dirigirse al Padre Celestial. Pero el sentirse vacio por razón de la soledad no es bueno para el alma, porque este sentimiento siempre viene acompañado de la tristeza y el dolor.
La soledad que te hace sentir vacio:
Los seres humanos a nos sentimos solos a pesar de estar rodeados de gentes y cosas materiales, muchos lo describen como sentirse un vacio muy dentro de sí. Otra manera de describir la soledad es no sentirse amado u no tener alguien a quien uno le importe…sentirse ignorado.
También se siente la soledad es cuando uno no es apoyado. Cuando los seres queridos no toman el tiempo para apoyar nuestras ideas o nuestras decisiones se siente todo el peso de la soledad aun cuando se pone buena cara y se es positivo. Se siente un pesar en el alma y un aislamiento del núcleo familiar.
Este sentir a veces mueve a las personas a buscar apoyo en los lugares equivocados, con las personas equivocadas y emergerse en situaciones equivocadas. Lo cual comienza el siglo de soledad nuevamente puesto que las atenciones y el apoyo que recibes no son adecuados. Aquí es que entra el peligro que puede llevar a uno al alcoholismo, las drogas, al adulterio y hasta el suicidio.
Como romper el siglo de la soledad --- dirigirse al desierto.
Esa expresión “el desierto” es usada en muchas ocasiones en las Escrituras, no como un lugar físico, sino como una situación de vida en la que hay soledad, tristeza y dolor. Allí no hay vanidades que atrapen el corazón. Allí se está solo con Dios y consigo mismo.
Cuando nos dirigimos al Padre aprendemos a entregar la soledad. Cuando elegimos estar a solas con el Padre, se caen las caretas y las falsas posturas quedamos tal y como somos. Entonces se puede sentir la mirada escrutadora de Dios que te atraviesa desde adentro. Este escrutinio de Dios hace maravillas para el alma del creyente, te permite ver cosas que jamás habías visto antes. ¿Huiras de la soledad sabiendo que allí Dios puede examinarte y hablar a tu corazón?
Muchos temen a la soledad porque le temen a Dios y temen su juicio. Pero nosotros los creyentes nunca debemos temerle a la soledad, porque son los momentos más importantes para conectarnos con nuestro Padre, nuestro Creador. En la soledad crecemos en profundidad, como cuando un árbol echa raíces para luego resistir el vendaval.
Somos bienaventurados porque nunca estaremos solos más de lo que Dios considera necesario. Luego de estar allí, en el silencio, el tiempo preciso; luego de crecer en el conocimiento de nosotros mismo y en conocimiento de Dios, podremos volver, un poco más sabios algo más crecidos, y con renovadas fuerzas, para seguir avanzando en el camino de la fe.
Por tanto la soledad como la tristeza es una ocasión para crecer en Dios, para esperar en El. Para que se temple en nosotros el dulce y precioso carácter de nuestro amado Señor Jesucristo.
Así que la soledad no debe ser tanto “vencida” sino “aprovechada” para la gloria y honra de nuestro Padre Amado.
No comments:
Post a Comment